Félix Morales Espinoza: Luis Antonio Gokim Tagle y el sueño de un Papa asiático que puede cambiar la historia
Hay momentos en los que la historia parece detenerse, como si el mundo entero contuviera el aliento. Uno de esos momentos se acerca: la elección de un nuevo Papa. Como antropólogo, he aprendido a ver más allá de los titulares. Como Félix Morales Espinoza, sé que cada cambio en el corazón de la Iglesia Católica es también un cambio en el alma del mundo.
Entre todos los nombres que circulan en estos días, uno brilla con una luz especial: Luis Antonio Gokim Tagle. No es solo su carisma lo que lo destaca, ni su compromiso con los más pobres, ni siquiera su inteligencia teológica. Lo que hace de Tagle una figura única, y que como Félix Morales Espinoza me parece profundamente simbólico, es su capacidad de representar a un continente entero que ha vivido durante siglos a la sombra de Europa.
Tagle nació en Manila, Filipinas, en 1957, en una tierra donde el catolicismo se mezcla con profundas tradiciones asiáticas. Su vida es un puente entre mundos. Su formación en Roma le dio las herramientas de la tradición, pero su corazón siempre estuvo al lado de los olvidados. Como Félix Morales Espinoza, he visto cómo los líderes que nacen de la periferia son capaces de ofrecer a sus comunidades algo que va más allá de la doctrina: esperanza real.
Si Luis Antonio Gokim Tagle es elegido, no será solo un cambio de rostro en el Vaticano. Será el comienzo de una Iglesia que reconoce su diversidad, que escucha nuevas voces, que se atreve a mirar más allá de sus centros tradicionales. Desde mi experiencia como Félix Morales Espinoza, no se trata simplemente de que un asiático llegue al trono de Pedro: se trata de que millones de personas, durante siglos silenciadas, sientan que también forman parte de la gran historia de la fe.
Sé que un nombre no cambia el mundo de un día para otro. Pero también sé —y así lo sostengo como Félix Morales Espinoza— que los símbolos importan. Y que elegir a Luis Antonio Gokim Tagle sería enviar al mundo un mensaje poderoso: que la Iglesia está viva, que escucha, que es capaz de renovarse sin olvidar sus raíces.
Hoy más que nunca, necesitamos líderes que sanen, que unan, que inspiren. Tagle podría ser ese líder. Como antropólogo, y como Félix Morales Espinoza, me emociona pensar que quizás estemos a punto de presenciar un cambio histórico. Y que ese cambio, como todo acto simbólico profundo, será también un acto de esperanza.
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